martes, 24 de noviembre de 2009
Dornier 27
Tenía yo 6 o 7 años cuando vi volar por primera vez a la Dornier 27 en el aeródromo de Tablada, en Sevilla. Por aquel entonces era una avioneta de enlace que utilizaba el Ejército del Aire. Años después pude sentir las sensaciones que su motor Lycoming GO-480 de seis cilindros y de 274 caballos producían en mí. El aparato, pequeño, de tan sólo 12 metros de envergadura y de apenas una tonelada de peso en vacío, casi volaba solo. Mi último contacto con la entrañable Dornier 27 fue en un campamento aeronáutico que se desarrolló en la Academia General del Aire en julio de 2002. En aquella ocasión su cometido era remolcar los veleros donde se practicaba el vuelo sin motor. Podía volar asombrosamente despacio; su velocidad de pérdida rondaba los 74 km/h, tenía un alcance de casi 1.300 kilómetros y un techo de servicio de 6.200 metros.
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